Parece que al menos algo recupera su orden. Aunque sólo sea para luego desaparecer definitivamente.
29/1/07
[+/-] |
¡Adios muchachos! |
Parece que al menos algo recupera su orden. Aunque sólo sea para luego desaparecer definitivamente.
24/1/07
[+/-] |
¿Tú te esnifas? nº 13 |
Silencio. Más silencio. No es un silencio muy largo, es más bien profundo, pero no hay forma de darle forma a la profundidad con esta linealidad. Al no ser muy largo, el silencio se rompe.
El espectáculo da comienzo. Se trata de un personaje empujado a un escenario, que no sabe nada de sí mismo. No sabe quién es ni cómo se llama. No sabe cuántos pelos tiene, cómo se llamaba el médico que asistió en su parto, qué comió el cuatro de agosto. No sabe de quién se enamorará, cuánto le queda de vida, cuál será la causa de su muerte. No sabe qué cojones hace allí. Cojones señala con el dedo a otro juicio de valor, que no es el juicio de valor nº2. No, este otro se llama Valiente Hijo de Puta. ¿Dónde esta el nº2? Acaba de salir por la puerta, indignado por tan lamentable espectáculo. Indignado es su nombre de pila. Lamentable es el juicio de valor nº 3 y se sentaba a su lado. Hasta ahora.
Recuento: tenemos a Andy Warhol y sus quince enanitos, un tío raro que saca cosas de una orza, cinco juicios de valor (dos de ellos ausentes), tú, el personaje que no sabe nada de sí mismo pero lo sabe todo del resto del universo, yo, y una idea que acaba de llegar estruendosamente, abriendo las puertas y las ventanas, tirando abajo los muros, el techo, y este relato, formulando a gritos una pregunta:
¿Qué crees que saca de la orza el tío raro? ¡Ya! ¡Sin pensar! ¡Contesta!
20/1/07
[+/-] |
Buffalo 66 |
El caso es que la peli nos muestra de una forma bastante cachonda ciertos vicios sociales comunes en el mundo occidental y especialmente virulentos en los EEUU (por lo visto). En un momento se oye pedir a la pareja protagonista una mesa en un restaurante, a lo que el camarero pregunta “¿fumador o no fumador?” Y ellos responden “nos da igual”. Estupendo símbolo de lo políticamente correcto y de cómo nos camuflan las imposiciones de nuestro modo de vida bajo la apariencia de libre elección orientada a nuestra comodidad para el consumo. La pregunta no tiene como fin saber dónde quieren sentarse, sino a indicarles dónde deben hacerlo. ¡Claro que les da igual! No se nos pide esa información para mejorar nuestra situación, sino para colocarnos donde no molestemos. Y sin embargo la pregunta nos parece un gesto de cortesía y buen servicio. En otras esferas, nos dan por el culo y aún damos las gracias con total sinceridad. Ese “nos da igual” nos da la medida de nuestra ingenuidad ante las servidumbres de nuestros protocolos. Somos ingenuos y corteses. Echo de menos los tiempos en los que nuestra ingenuidad salía a la calle a montarla. Por lo menos era más divertido. Por cierto, soy no fumador. Bueno, ex fumador, nunca volveré a la pureza de no haber pecado jamás. Pues eso, son menos de dos horas de vuestra vida que no lamentaréis haber perdido, salvo que haya otra cosa mejor que hacer que ver una película, claro. Por cierto, la banda sonora es del propio Gallo. Aquí os dejo uno de los temas de la peli ¡Nos leemos!
14/1/07
[+/-] |
Una recomendación... y un pesar |
Os recomiendo encarecidamente que os paséis por el blog de Óscar Valcárcel y leáis su entrada del 10 de Enero. Ya os lo recomiendo normalmente (es uno de mis enlaces de aquí a la derecha), pero en esta ocasión insisto.
Os escribo esto mientras una parte de mí vuela lejos, hacia el norte. Me siento hueco, aunque hay algo que me pesa en el pecho. El mundo ante mis ojos está muerto, y el recuerdo me parece ahora la más intensa de las vidas.
10/1/07
[+/-] |
Microliteratura |
Sobre este tema se habrá escrito mucha teoría. Desde luego mucha más teoría que práctica (¡evidentemente!), así que todo lo que sigue es sólo una opinión personal. Aunque recordad, opinar no es saber.
Saltándonos la discusión sobre lo que es y lo que no es literatura, y obviando las fórmulas orientales como los haikus (muy recomendable el libro “Japón Serrano”) que requerirían todo un blog en sí mismas (y no me siento capaza de meterme en tan denso tema en el que no sólo hay literatura, sino también filosofía), sobre lo que realmente quiero llamar la atención es sobre esos pequeños escritos que nos encontramos en cualquier parte y que muchas veces ni siquiera tienen una intención estética. De hecho no sé porque cojones he llamado a este post “microliteratura”. Vuelvo a empezar.
[+/-] |
Microescritura |
Así está mucho mejor. Y no, no me refiero a esos virtuosos del pincel de un solo pelo que escriben el Quijote en un grano de arroz, un trabajo de chinos donde los haya. De chinos de la China, además. No, me refiero a los relatos mínimos, a las frases en publicidad, pero sobre todo a las pintadas en las paredes o en las puertas de los servicios que de alguna manera producen un momento de reflexión, un pensamiento divertido, un “¡eh, tío, mira lo que pone aquí!”. Hay por ahí un blog, 55 palabras, en el que se proponen relatos como máximo así de largos. He mandado un par de ellos, uno de los cuales recibió una extraña oferta de publicación de la que nunca más se supo (¿?) y el otro está basado en un hecho real de la vida de El Psiconauta (¡que historia más cojonuda, Miguel!)
Nuestro colega Jay Méisterez, profesor en un instituto de Londres, me soltó una bomba hace unos días, fruto de un alumno suyo de diez años que no controlaba muy bien el idioma y que sin embargo fue capaz de esto (traducido del inglés): "Acababa de nacer, y ya les debía dinero a sus hermanos."
Hace poco salí a la calle con una cámara a recoger los sitios donde yo recordaba que había escritos curiosos. La joya de la corona, el “está todo muy mal” del buzón al lado de mi casa hace tiempo que desapareció, aunque aquí le guardemos un sentido recuerdo como nombre de sección, pero se conservan otros, como el cartel que permite fumar en el Prada a Tope, que también se las trae como nombre de bar de tapas. El lema del garito es: “La naturaleza no se puede mejorar, pero lo intentamos a tope” y el Prada litografiado con boina de guerrillero y gafas cobra. El cartel es este:
Toda una declaración de principios, y una forma de ver el mundo incluso cuando la ley nos obliga comunicar.
En el centro de salud donde hago prácticas nos llegan cantidad de objetos absurdos de publicidad de medicamentos (reflectantes para bicis, limpiapantallas de ordenador...), pero un día encontré un boli con esta leyenda: No hay tiempo para el dolor. ¡Joder, que miedo!
Grafittis aparte, por supuesto. A mí éste me resulta realmente tierno:
No sé, el mundo riguitón me sugiere cierta violencia inherente, pero la manera de expresarse del muchacho que haya escrito esto es pura inocencia. ¡Dí que sí hijo, esa es la base de todo nutritivo desayuno!
Cuando tienes que decir algo con tan pocas piezas, cada una de ellas adquiere una categoría mucho mayor de la que aparenta. Cada palabra alberga un enorme porcentaje del peso del mensaje, ninguna puede ser casual, no hay lugar para la vacuidad, y eso nos enseña la importancia de todas y cada una de ellas en cada cosa que escribimos. El ejercicio de la microescritura nos enseña a escoger cuidadosamente cada término y cada estructura u oración. Muy recomendable para todos aquellos que gustéis de escribir.
Os seguiré dejando joyas de este calibre cuando me las encuentre.
2/1/07
[+/-] |
Auvergne (I) |
¡Feliz año nuevo a todos! Ando últimamente ocupado en cuidar de mi chica, que anda un poco pocha, así que no estoy actualizando el blog todo lo que quisiera, pero lo primero es lo primero.