Mientras leeis esto, en mi empresa estaremos recibiendo a los peces gordos de la Junta, al alcalde y, como dicen los Siniestro, a "la nobleza de los alrededores", que vienen a comprobar en qué se han gastado el dinero de las subvenciones. Los buenos tiempos se acabaron: Me han ascendido, a pesar de mi negativa a aceptar el puesto. Una promoción tan rápida de un tío de letras (rodeado de compañeros mucho más capaces y ambiciosos) en una empresa del sector financiero huele a política corporativa. No tiene una base sólida. Ayer mi segundo día, cuando yo aún andaba preguntando qué cojones tenía que hacer, el jefazo me llama a su despacho y me dice que si ese día se repiten las cifras del anterior vamos a tener bronca. Así que, evidentemente, si leeis esto sobre las 10 a.m., que sepais que, entre apretones de manos a las autoridades, me está cayendo un chaparrón absolutamente ensayado, porque cualquiera con dos dedos de frente puede suponer que mi influencia en los resultados de recobro de ayer y hoy es entre cero y nada. Así que me lo estoy tomando como lo que es: Un protocolo teatralizado con el que presionar al elemento articulatorio de todo este fregado, el mando intermedio, servidor de ustedes, para que éste transmita la presión ejercida al resto de piezas de la maquinaria.
Todo esto es tan de mentira, está tan pensado para que te vayas a la cama pensando en la empresa, que no me lo creo en absoluto. No digo que no pueda llegar a valer para coordinar a un equipo de trabajo... siempre que haya un trabajo que hacer, algo que construir, crear o solucionar. La parte positiva es que he hecho buenas migas con el informático.
Fue bonito mientras duró. Quería un trabajo de verdad y ya lo tengo. Pero eso sí, se me está pasando por la cabeza que si esta va a ser la tónica general es muy probable que el punk que llevo dentro se libere en la reunión del viernes y plantee estas cuestiones abiertamente, sin subterfugios, diciendo las cosas como son de verdad. El emperador está desnudo, amigos. Y, como dice la gente que bien me quiere cada vez que escribo cosas personales o comprometidas en este blog, yo cada vez soy más niño.
22/10/08
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política corporativa |
12/10/08
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del honor y la barra |
En un mundo en el que ya no caben los duelos a muerte por nimiedades como la virginidad de una hija o un comentario desafortunado que pone en duda la respetabilidad de un allegado, y lejos de sociedades, como la japonesa, que fueron aún más estrictas y contemplaban la posibilidad del suicidio ritual ante situaciones deshonrosas, los españoles, que no hemos desarrollado una gran tradición al respecto, tenemos ahora un particular sentido del honor que se pone en práctica a través de una muy incómoda costumbre de litigar con los compañeros de mesa o barra en bares y restaurantes por pagar la cuenta. Incómoda para los que nos parece una teatralidad absurda y vergonzosa, e incómoda para el que cobra, que se ve obligado a tomar partido sin elementos de juicio. Como camarero yo solía aplicar sin pestañear el principio de Carta En La Mesa, Presa que rige cualquier juego de naipes y, en su defecto, la aplicación de la política de discriminación positiva, aceptando el billete de la señorita en detrimento de aquel del caballero. Ese “pago yo”, seguido de un airado “no, pago yo” o incluso un afectado “¡Paco, por favor!” son en realidad, creo, la expresión inconsciente de dos realidades, a saber:
a) la de una sociedad a la que solo dos generaciones separan del hambre y que aún no ha superado el estadio de ostentación de posición social a través de la demostración monetaria. Cierto es que la cosa está cambiando y ahora también se hace alarde de vida alternativa (este blog no está exento de pecado, otros hacen de él directamente su leitmotiv) o incluso de frikismo (“este vinilo es original del setenta y cinco, tío” o “a mi La Hora Chanante dejó de gustarme hace tiempo”).
b) la herencia de una educación católica en los valores del cristianismo luchando por adaptarse al pensamiento capitalista: “Yo me sacrifico por tí sin esperar nada a cambio”, dice ese gesto, “o, en su defecto, sacrifico una cantidad simbólica de mi dinero”, con lo que se acaba llegando a la consiguiente e inevitable corrupción del sistema: “Yo soy mi capital”. En efecto, lo han adivinado. Los anarquistas tenían razón.
Algunos pensadores españoles contemporáneos que siempre están enfadados (dícese Perez-Reverte) proponen una regresión a códigos superados, con los que dirimiríamos nuestras diferencias y defenderíamos nuestro honor a navajazos en plena calle. Parte de razón no les falta. Nos lo pensaríamos dos veces antes de ofender al otro. Como Robert E. Howard puso en boca de uno de sus más famosos personajes, “el hombre civilizado tiende a ser más grosero que el salvaje porque sabe que puede permitírselo sin que le partan la cabeza”.
Sin embargo la solución puede estar mucho más cerca. Mientras que en la Francia del s.XVIII el vizconde de Valmont respondía con su vida por su conducta impúdica, en la actualidad un grupo de gabachos no tiene ningún reparo ni vergüenza en pagar por separado sus consumiciones. Y a pesar de ralentizar el abono del importe de las copas, esa es una actitud que, en sí misma y por su capacidad cívica, les honra.
7/10/08
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100% APOCALYPSO!!! |
El Meister y Vaderetrocordero se complacen en presentarles a su criatura. 100 % APOCALYPSO, cultura a la contra. Peor que la droga!!!
Pasen y lean!
3/10/08
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¿crisis? ¿qué crisis? |
Como declaraba Bunbury en una reciente entrevista (y en la letra de una de sus nuevas canciones), al final para un hombre de mundo resulta exótico volver a casa. En mi caso, después de tantos años de trabajar de noche, el modo de vida en el que madrugas (6:30 a. m.) y tienes cuatro o cinco actividades al día (jornada laboral hasta las tres, clase en la facultad, grabación de un programa de televisión en el que estoy de becario, ensayo con la banda... y este blog) que para otros resulta rutinario o estresante, para mí está siendo una fuente de satisfacciones. Hacía tiempo que no me acostaba tan agotado, y por consiguiente tan feliz. Y todo esto es posible gracias a mi nuevo trabajo. Como siempre al revés que todo el mundo: Mientras la mayoría ya empezáis a notar la crisis, yo consigo por fin lo que se considera tradicionalmente un trabajo serio, bien pagado, de oficina, con fines de semana, festivos y mes de vacaciones, muchas posibilidades de promoción (están empezando y somos la primera hornada de empleados), contrato indefinido, comisiones, en una multinacional... No es un trabajo bonito ni del que me sienta orgulloso, y no tiene que ver con nada de lo que he hecho anteriormente o quiera hacer en un futuro, pero gracias a la situación actual es un sector en alza.
¿Os lo podéis creer? Ahora soy uno de los malos. Me he convertido en gestor de morosos para una importante entidad financiera multinacional.