Las carreras el día anterior porque nos hemos olvidado de coger la zapata de la cámara. Cargar con el trípode al hombro, que pesa como un muerto, por las estaciones de tren. Revisar el orden de las preguntas por bloques y la configuración del vídeo. Grabar las entradillas durante los trayectos. Llamar al manager que llega tarde porque está comiendo con la banda y nosotros sin acreditar. Descubrir que con un equipo de video de la mano y aplomo se puede entrar en cualquier sitio. Contarles a los técnicos (unos tío de puta madre que se merecen un reportaje aparte) desde dónde queremos grabar los recursos durante la actuación. Que por fin nos acrediten y descubrir el misterioso poder de una puta pegatina naranja que abre todas las puertas y atrae todas las miradas. Que las niñas nos pregunten en la cola que a qué hora lo echamos en la tele. Buscar un sitio tranquilo donde hacer la entrevista y que no se nos metan en el audio las pruebas de sonido. Negociar con la bedel del colegio que hay junto al escenario un aula donde llevarnos a la banda discretamente. Avanzar apresuradamente por los pasillos, más pendiente de no perder tiempo de entrevista que de estar con los putos Pereza. Decidir en segundos, y mientras ellos responden, qué preguntas voy a descartar y cuales voy a improvisar. Descubrir que son unos tíos bastante más majos y sabios de lo que los medios nos han vendido. Que terminen la entrevista recomendando que veais Spinal Tap y que leais a Alan Moore. Que toquen clásicos del R&R en inglés durante las pruebas de sonido. Un cigarrito y una cerveza. Grabar la salida de la entrevista a pie de escenario esperando que suban por un lado y van y suben por el otro (cagada). Ver el concierto desde el foso mientras Carreño sube al escenario a tomar planos y que una niña le pida que le firme las tetas. Colarnos en el colegio de noche para sacar un plano general de la multitud desde un segundo piso. Grabar dos temas desde la mesa de mezclas con el audio por línea. Los guiños y saludos de la banda a cámara durante la actuación. La hora y media en el camerino al acabar, ya sin cámara, bebiendo cerveza y hablando con ellos de Quique Gonzalez y Nacho Vegas (Carreño) y Grand Funk Railroad y la Creedence (yo). Que Leiva me diga que antes ha estado hablando con Rubén de lo mucho que me parezco al teclista de The Band. Discutir con ellos lo mal que está el periodismo en este país. Pedirles un autógrafo para mis primos. Abrazar al batería, que estuvo con los Buenas Noches Rose. Y hacernos esta foto. (Luego vendría el vernos las tres horas de cintas a las 5 a.m., tras treintaiseis horas sin dormir, para empezar a pensar en el montaje).
Pero, ante todo y sobre todo, la total y absoluta convicción de que, aunque todavía tenemos mucho que aprender (a nuestros años, que ya somos perros viejos como ellos), esta mierda se nos da bien.
Me encanta este trabajo.
17/5/08
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desde el foso |
14/5/08
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su-rre-alisme |
Esta noche me he dormido borracho. Y he soñado que estaba de vacaciones en un pueblo de Segovia invadido por una comunidad de griegos celebrando la pascua ortodoxa. El rito para los que participaban en la escandalosa fiesta consistía en echar donativos en unos cuencos de piedra (sólo monedas de cobre, las otras dan mala suerte) que se iban pasando por las mesas. Luego el que realizaba la ofrenda por parte de cada mesa tenía que ir al centro de la plaza y orinar dentro de su cuenco. Y allí estaban María, Caterina y el resto de las griegas que en la vida real pasan su Erasmus en el Cafetín intentando superar la vergüenza de mear con una multitud delante jaleándolas. Yo llené mi cuenco a rebosar y alguien me increpó diciendo que aquello era un símbolo, que no hacia falta usarlo de váter. Luego volví a sentarme y escribí esto en la etiqueta de una botella de vino:
Ustedes se imaginan que imagino
y es en esta falsedad que yo me pierdo
que es mentira la mitad de lo que digo
que es verdad que nunca digo lo que siento.
Ustedes se imaginan que imagino
y a la luz de un pensamiento ya me veo
dibujando en una mueca retorcida
el terror que se refleja en el espejo
Ustedes se imaginan que imagino
y al vapor de los alcoholes me desvelo
(sin saber si estoy soñando o estoy vivo)
de pensar que ya no existo ni padezco.
Ustedes se imaginan que imagino.
Y es en ese mismo instante que despierto.
Y me desperté. Disculpen la escasa calidad del poema. En mi defensa diré que estaba dormido. Y borracho.
9/5/08
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el camino del hombre recto (III). sucesos |
Lo de mi atraco ha acabado saliendo en los periódicos. Aquí os dejo el enlace:
http://www.nortecastilla.es/20080507/valladolid/dame-euro-rajo-20080507.html
6/5/08
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el camino del hombre recto (II). la firma del zorro |
Esta mañana he identificado al mierdecilla que me atracó a punta de navaja la semana pasada. He estado metido en un nicho en la pared del sótano de los juzgados junto con la jueza, la secretaria y cinco chavales de prácticas. Al otro lado del cristal de mercurio, apiñados en un metro cuadrado, lo que parecían tres polis figurantes y el crío en cuestión, más gordo de lo que le recordaba y con un peinado ridículamente alisado en un claro y patético intento de no parecer el gilipollas que es. Yo era la segunda víctima que pasaba esa mañana a identificarle. Por lo visto el lunes se cebó con unos cuantos más y al menos otro gafotas delgaducho como yo (¿una fijación subconsciente de delincuente, quizá?) estaba allí por la misma razón.
-El tercero por la izquierda, sin ningún género de dudas.
-Bueno, pues está claro. Le llamaremos cuando salga el juicio.
Paradójicamente, algo tan cinematográfico como la rueda de reconocimiento tiene menos chicha para un post que la interposición de la denuncia en sí, hace unos días. Rebuscar entre las fotos de los delincuentes habituales fue toda una experiencia. ¡Qué caras! ¡Que historias detrás de esas fotos! ¡Quién pillara esa colección de estampas para ilustrar la portada de un disco de punk!
Yo no esperaba acordarme demasiado de la jeta del chaval, pero resulta increible como funciona la memoria inconsciente. La noche del atraco tuve un sueño en el que era yo quien esgrimía la navaja y terminaba grabándole con ella en la cara a mi asaltante una "A" mayúscula, a la manera de la firma del Zorro. Cuando por fin ví su foto entre la de tanto yonki no dudé ni un instante. Era él. Y no os vais a creer cual es el requisito para que la identificación tenga validez legal:
Tuve que firmar sobre la fotografía. Sobre su puta cara.
1/5/08
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navegar a remolque |
Según la R.A.E.
(Del lat. remŏra).
1. f. Pez teleósteo marino, del suborden de los Acantopterigios, de unos 40 cm de largo y de 7 a 9 en su mayor diámetro, fusiforme, de color ceniciento, con una aleta dorsal y otra ventral que nacen en la mitad del cuerpo y se prolongan hasta la cola, y encima de la cabeza un disco oval, formado por una serie de láminas cartilaginosas movibles, con el cual hace el vacío para adherirse fuertemente a los objetos flotantes. Los antiguos le atribuían la propiedad de detener las naves.
2. f. Cosa que detiene, embarga o suspende.