Creo que se habrán percatado de que hace tiempo que no escribo nada. Eso es porque no tengo una puta mierda que contar. Nada interesante, al menos. Ninguna de esas entradas que provocan una llamada de mis padres para preguntarme si estoy bien. Ningún texto que haga que me plantée si lo que yo entiendo por El Compromiso Con La Literatura es algo saludable, es decir, si vale la pena airear tu vida personal, y con ella las de los que te rodean y te quieren, sin importarte una mierda el daño que puedas hacer porque todo mal que puedas causar con esa expresión está justificado por El Arte.
Nada. Chanchullos de los bancos en el trabajo, como mucho. Poca hostia.
Así que ayer me tomé unas vacaciones de mí mismo, sin avisar y sin sentirme culpable. Le dí un poco de cancha al hijoputa que todos llevamos dentro. Le dejé asomar los hocicos al depredador, que el pobre hacía tanto tiempo que no le daba el aire que creo que La Niña Fatal ni siquiera ha llegado a conocerlo. Y entonces ocurrió: Me tomé dos cañas con los amigotes un jueves. Y todo me importaba un bledo. Y me acordé de cómo era tener cosas que contar.
Curiosamente llegué a casa con ganas de ponerme a escribir.
28/5/10
[+/-] |
Dr. Cordero y Mr. Vaderetro |
9/5/10
[+/-] |
todos somos Arizona |
Hace tiempo que no doy os doy la zurra con los Arizona Baby (al menos a través del blog). Y esta será la última vez que lo haga. La explicación es muy sencilla: Ya no es necesario. Todos los medios nacionales ya lo están haciendo. Los acólitos de la banda hemos pasado de emocionarnos cuando salían en el telediario o sonaba un tema suyo (principalmente Shiralee) en Radio 3 a extrañarnos si sólo les ponen tres veces al día. Ya casi nos parece normal que hayan compartido escenario con MC5 o que vayan a telonear a Chris Isaak (y a muchos otros aún más míticos en breve). Que vayan a estar en todos los festivales este verano, salvo el FIB (y al tiempo) y el Azkena, que es una novia tozuda que esperemos que caiga el año que viene. Que en la entrega de los premios Guille, presentados por Pablo Carbonell, Dover les entregara el premio a mejor banda revelación y lo recogiera Vinilla Von Bismarck porque ellos estaban en Los Ángeles. Que hayan ganado el Pop Eye a la mejor banda de Rock (el mismo premio que el año pasado ganaron Idealipsticks, otros buenos amigos que hemos hecho en la carretera). Que de forma unánime los medios digitales especializados les hayan citado como la gran esperanza del Rock en este país.
Una carrera fulgurante que no ha hecho más que empezar y que, siguiendo su particular imaginario, les llevará a castellanizar Arizona de la misma forma que han arizoneado Castilla. Lo único que les queda para conseguirlo es mantenerse. Y ahí ya no puedo ayudar. A partir de ahora os remito al fantástico trabajo que el señor Arito está haciendo desde su blog, que se ha convertido en el mejor dossier de prensa que podáis encontrar sobre la banda. Buena suerte, bandidos.
Y además, ya va siendo hora de que dedique todo ese tiempo y energía a otra banda que, por fin, parece que también está empezando a ver algo de luz al final del tunel...