28/7/08

debilidad

He de admitir que antes de documentarme para entrevistarles no les tenía demasiado respeto. Eran simplemente unos chavales que me caían simpáticos por su pinta de rockeros de los setenta y que me alegraron un viaje de vuelta cuando tocaba con la orquesta. Estaba hasta los cojones de tocar canciones de Bisbal y pasodobles y, claro, en comparación, cuando sonaron en la radio de la furgoneta a las siete de la mañana, amaneciendo en alguna carretera de la provincia de Ávila, me recordaron que el Rock&Roll seguía ahí fuera. Que había un mundo más allá de la orquesta que me estaba esperando. Cuando montamos la entrevista utilizamos esta canción para una transición entre respuesta e imágenes de recurso que salió especialmente bien y que se me ha quedado grabada como ejemplo del tipo de cosas que quiero hacer el resto de mi vida.

Un par de meses después la canción me sigue acompañando en los buenos y malos momentos, aún a sabiendas de que hay cosas mucho mejores que escuchar. Ahora, fumándome un cigarrillo en la ventana de mi cuarto (no, no he podido dejarlo del todo. Nunca se deja del todo) a las cinco de la mañana, después de un par de mojitos y sintiéndome completamente identificado con cada maldita frase de la letra, no puedo dejar de pensar que, al fin y al cabo, uno no elige sus canciones. Son las canciones las que le eligen a uno.

3 commentaires:

Lo que he tenido que guarrear con el html para que saliera la canción (cojones!)

Por lo oido, que no leido, saco en claro que eres un "tio vivo" en un "tiovivo"... Eso es bueno, creo.

claudia o cloudy o nubosidad como me llamaban en Gloucertershire...

pues desde el centro de mi vida...yo también estoy escuchando muchas canciones que me eligieron, como si yo fuera el cofre escogido para que ellas pasaran a la eternidad, entre ellas, una de Mars Volta...Berlin es como estos tíos...Besos!