Queridos conciudadanos:
Teniendo en cuenta las cifras de participación y los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas, aproximadamente casi uno de cada tres de vosotros vota al Partido Popular. En mi región y en mi ciudad la proporción es mucho mayor. Hace unos días os ví por televisión celebrando la victoria del partido al que votais, y entonces me dí cuenta de que esa noche en la calle Génova no había nadie a quien yo pudiera conocer. Convivo con vosotros, pero no os conozco. No sé cómo sois ni lo que pensais. No sé nada de vosotros. De repente me siento un extrajero en mi propio país. Sé que no sois mis amigos ni mi familia. Sí que sois una compañera de trabajo algo indiscreta, un antiguo amigo del instituto en una situación difícil... Ni por asomo sois una de cada tres personas de mi entorno. ¿Dónde estais los demás? Me obligais a acatar unas normativas municipales y autonómicas que considero injustas, pero lo acepto de buen grado porque, a pesar de que creo necesaria una reforma de la Ley electoral, aún creo en los principios de la democracia, y defendería, incluso violentamente si fuera necesario, vuestro derecho a votar al PP.
¿Tan distintos somos, vosotros y yo? ¿Tan incompatibles son nuestras ideas sobre la libertad, la justicia, la igualdad y la solidaridad? Yo creo que no. Precisamente por eso me gustaría saber porqué el PP. No he leído su programa electoral, no sé si vosotros lo habéis hecho, pero necesito entenderlo. Qué es lo que a mí se me escapa que vosotros tenéis tan claro, cuales son las propuestas que os parecen tan acertadas... Qué os han prometido, en definitiva. Qué os dan. Porque me siento como si delante de mis narices una logia secreta, de la que todo el mundo forma parte menos yo, fuera la guardiana de una solución milagrosa para todos los males. No me malinterpretéis, lo digo sin acritud ni ironía. Sé que no es así, sólo intento expresar cómo me siento. Y ese sentimiento es injusto para vosotros y para mí. Por eso necesito comprender. Necesito que me digais porqué votais al PP.
Tened en cuenta que NO soy un votante del PSOE (a los que sí que entiendo y conozco, porque fuí uno de ellos), así que los argumentos basados en el “y tú más”, que parecen monopolizar la discusión política de este país desde hace tanto ya que no recuerdo otro discurso político, en este caso no sirven, porque en eso estamos de acuerdo. Y no por eso voto al PP.
Por favor, explicádmelo. Convencedme. Os escucho.
24/5/11
[+/-] |
carta abierta a los votantes del PP |
16/5/11
[+/-] |
la habitación interior |
Tengo una habitación en mi interior. Una celda casi, con una ventana diminuta que da a un sombrio patio de luces. Es un cuartucho barato con una cama vieja de noventa, un escritorio minúsculo y un armario desvencijado que mis caseros estuvieron a punto de tirar, hasta que decidieron amueblar este piso y alquilarlo. En este cuarto guardo la ropa imprescindible (me deshice de toda la que no me ponía en la última mudanza), un par de tomos de Chris Ware y Daniel Clowes que aún no he leído (el resto de mi biblioteca está en casa de mis padres, no podía seguir cargando con ella), un ordenador que me acabo de tener que comprar, la guitarra y los discos de vinilo, que escucharé cuando compre un tocadiscos. Nada más. No guardo fotos, ni muebles, ni objetos con valor sentimental, ni cajas con cosas de mis ex, ni un tercer juego de sábanas y de toallas, ni productos de afeitado que nunca uso, ni apuntes de cursos pasados, ni otro tipo de trastos inútiles que dificulten los traslados.
Hace poco he estado a punto de mudarme a esa habitación que ahora sólo existe en mi interior. Afortunadamente La Niña Fatal y yo resolvimos nuestras diferencias con sinceridad y decidimos darle un nuevo plazo a nuestra vida en común, en la que sí tenemos algunas cosas que perder.
Pero sigo guardando esa habitación dentro de mí. Por si algún día me hiciera falta.