Microescritura
Así está mucho mejor. Y no, no me refiero a esos virtuosos del pincel de un solo pelo que escriben el Quijote en un grano de arroz, un trabajo de chinos donde los haya. De chinos de la China, además. No, me refiero a los relatos mínimos, a las frases en publicidad, pero sobre todo a las pintadas en las paredes o en las puertas de los servicios que de alguna manera producen un momento de reflexión, un pensamiento divertido, un “¡eh, tío, mira lo que pone aquí!”. Hay por ahí un blog, 55 palabras, en el que se proponen relatos como máximo así de largos. He mandado un par de ellos, uno de los cuales recibió una extraña oferta de publicación de la que nunca más se supo (¿?) y el otro está basado en un hecho real de la vida de El Psiconauta (¡que historia más cojonuda, Miguel!)
Nuestro colega Jay Méisterez, profesor en un instituto de Londres, me soltó una bomba hace unos días, fruto de un alumno suyo de diez años que no controlaba muy bien el idioma y que sin embargo fue capaz de esto (traducido del inglés): "Acababa de nacer, y ya les debía dinero a sus hermanos."
Hace poco salí a la calle con una cámara a recoger los sitios donde yo recordaba que había escritos curiosos. La joya de la corona, el “está todo muy mal” del buzón al lado de mi casa hace tiempo que desapareció, aunque aquí le guardemos un sentido recuerdo como nombre de sección, pero se conservan otros, como el cartel que permite fumar en el Prada a Tope, que también se las trae como nombre de bar de tapas. El lema del garito es: “La naturaleza no se puede mejorar, pero lo intentamos a tope” y el Prada litografiado con boina de guerrillero y gafas cobra. El cartel es este:
Toda una declaración de principios, y una forma de ver el mundo incluso cuando la ley nos obliga comunicar.
En el centro de salud donde hago prácticas nos llegan cantidad de objetos absurdos de publicidad de medicamentos (reflectantes para bicis, limpiapantallas de ordenador...), pero un día encontré un boli con esta leyenda: No hay tiempo para el dolor. ¡Joder, que miedo!
Grafittis aparte, por supuesto. A mí éste me resulta realmente tierno:
No sé, el mundo riguitón me sugiere cierta violencia inherente, pero la manera de expresarse del muchacho que haya escrito esto es pura inocencia. ¡Dí que sí hijo, esa es la base de todo nutritivo desayuno!
Cuando tienes que decir algo con tan pocas piezas, cada una de ellas adquiere una categoría mucho mayor de la que aparenta. Cada palabra alberga un enorme porcentaje del peso del mensaje, ninguna puede ser casual, no hay lugar para la vacuidad, y eso nos enseña la importancia de todas y cada una de ellas en cada cosa que escribimos. El ejercicio de la microescritura nos enseña a escoger cuidadosamente cada término y cada estructura u oración. Muy recomendable para todos aquellos que gustéis de escribir.
Os seguiré dejando joyas de este calibre cuando me las encuentre.
2 commentaires:
22 de febrero de 2007, 22:45
¡Qué bonita entrada! ¿Qué historia del Psiconauta utilizaste? Me gustaría leerla, ¿Podrías ponerla en el blog o mandármela? Mi pintada favorita es: ¿Could yo say me why Astano non fai barcos? (en inglés-gallego: ¿puedes decirme por qué Astano no hace barcos?) Astano es un astillero, y la pintada fue escrita en plena crisis de los astilleros en los años 80.
¡Hala, besitos!
22 de febrero de 2007, 22:46
Yo también vi hace tiempo una pintada en Barcelona muy chula que decía "¡Haz el favor! y no la guerra". POr cierto, no sé si el libro de mi colega se publicó o se quedó en fragmentos metidos en una antología de poetas jóvenes de Hiperión...Si encuentro alguna cosilla bonita por aquí os la mando. Besos.
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