6/4/09

educación emocional

Como gestor de morosos parte de mi trabajo consiste en mediar en conflictos entre pequeñas empresas por importes que no se sabe muy bien quién le debe a quién. En ocasiones la factura no es sólo un papel en el que se refleja una cantidad de dinero, sino que funciona como un fetiche vudú, un símbolo sobre el que se vierte una cantidad malsana de inquina y rencor mutuo que poco tienen que ver con lo económico. La deuda se convierte en una excusa para joder al otro, para ejercer el poder de humillar al rival al que un día se prestó un servicio. Algo así como la puñalada carcelaria por deber un favor.

Algunos de nuestros clientes declaran como siniestro cantidades desorbitadas que luego se demuestran mucho menores al descontarse las que, a su vez, ellos deben a sus deudores, que no tienen contratados nuestros servicios y por tanto son los malos. Otros se interesan enfermizamente por el procedimiento de presión que ejercemos sobre sus morosos y nos llaman a diario animándonos a que enviemos a nuestros agentes presenciales (una maquillada versión del cobrador del frac de toda la vida) o directamente a juicio, con una fruición sádica y enconada. Y hablando con ellos percibes que su vida laboral (y por ende su vida) es una continua supuración de estos sentimientos. Una gran parte de la gente de mediana edad en este país vive permanentemente en este estado de mala baba y vigilia del odio que a quien más perjudica en el fondo es a quien las practica. ¿Qué les llevó a convertirse en estos mezquinos servidores del lado oscuro? ¿Qué falló en su educación para que eligieran minarse la salud en un ejercicio de (auto)destrucción del que nunca se saciaran, como unos yonquis del odio?

La más urgente necesidad en este país, por el bien de sus ciudadanos, es una correcta educación emocional. No sirve de nada enseñar contabilidad y dejar de lado el cómo gestionar tus emociones y tus impulsos. Todos estos problemas se derivan de no haber enseñado a tiempo a esta gente que lo importante de la película es otra cosa. Si este rollo New Age no les resultase demasiado convincente vayamos a los consejos morales de la generación que les precede. Por increíble que resulte que yo ponga este ejemplo: ¿Os acordáis de lo que el Padrenuestro decía en el “Y perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” antes de que lo reformaran?

En efecto, “perdona nuestras deudas” y “perdonamos a nuestros deudores”.

10 commentaires:

Amén hermanos!

¿Noto cierto exceso de calidad en sus últimos textos? Plas, plas, plas!

La educación emocional es un cimiento olvidado en nuestra sociedad y así nos va (me incluyo)

También falta educacion sentimental. Y para lo que tú dices, antes hay que tener inteligencia emocional.

clau

Desde luego, el padre nuestro ese es de lo más New Age...
Suscribo el post entero, cordero.

Me cuesta creer que en esta España con una economía tan boyante (hasta que explotó el pastel) esta gente haya tenido una vida tan miserable que justifique un comportamiento tan mezquino. Más bien creo que la gente ama el dinero en exceso y se han creído el cuento de que es la puerta al paraíso.

El ejemplo lo tengo en el curro todos los días, mi jefe es un tipo forrado, pero es un jodido infeliz, y por el camino que va no apunta a nada mejor. Va de cabeza al desastre -seguro que el hijo le sale cretino- y es que hay un montón de gente que no sabe que hacer con su tiempo. ¡qué coño, es lo único que tenemos!

LORENZO MILÁ HA DICHO QUE SÍ!!!! Mierda, ya daba la entrevista por perdida! AAAAHHRGHH!!!

el gusto es mio

Posta!
Cuanta verdad sr VRC!!
Justo hoy casi ha hecho llorar a una amiga
un jefecillo quemado...

ese maltrato
es un indicador de cuanta vida horrible tienen.

Todo lo que tengo que decir al respecto ya lo dijo en su día Sherpa. Por cierto, Sherpa ES Barón Rojo.

http://www.youtube.com/watch?v=mScP5-UBCwg

Me mola como escribes, cabrón!!!

Jajaja, un saludo.
Lefando Fuego.