18/3/10

el principio de todo

Le ponemos banda sonora a Lucifer Rising, de Kenneth Anger, satanista que le encarga la banda sonora original a Bobby Beausoleil, de la familia Manson. No tengo muy claro que la cinta vaya sobre el apocalipsis, pero así se anuncia en el programa de la actividad. El Meister, que a estas cosas le suele buscar la faceta subcultural, en esta ocasión me pregunta ¿esto no dará mal fario? No creo, le respondo, lo peor que puede pasar es el apocalipsis. Y como nos dice Alan Moore a través de Promethea, eso es algo bueno. Anger es seguidor de Crowley, como Moore. Semanas después releo el cómic (a cuyo final nunca he llegado), en el que Crowley es un personaje recurrente. Cuando llego a la parte del fin del mundo, en el autobús, de vuelta del trabajo, tengo la vívida impresión de que en algún lugar (¿de mi cabeza?) ha ocurrido algo trascendente. Días antes Portrait publicaba esto, y ese domingo yo había tocado esto otro en el Open Mic.

Lo siguiente que leo es la adaptación a tebeo de Ciudad de cristal, de Auster, en la que aparte de decenas de referencias comunes con Moore (El Jardín y la Torre, convertirte en tus personajes...) el tema principal también es el lenguaje y la relación significantes/significados (la magia, en palabra de mago. El arte, en palabra de artista), con escarceos respecto al juego especular de los nombres ficticios de los autores. Soy vaderetrocordero. Ese no es mi verdadero nombre. Debería dejar de leer esta mierda o acabaré como Don Quijote, del que el propio Auster dentro del libro, como un personaje más, dice que sólo se finge loco para mostrarnos lo crédulos que somos y cuántas mentiras estamos dispuestos a creernos por divertirnos. En este relato Daniel Quinn sigue a Peter Stillman y dibuja el recorrido de sus paseos sobre el mapa de Nueva York, igual que en esta exposición que tuvo lugar durante nuestra apocalíptica actuación. Moore hace lo mismo con los recorridos de Sir William Withey Gull en From Hell, trazando un pentáculo, a modo de rito pagano, que culmina en Whitechapel. Recuerdo la revelación que supuso encontrármela de pronto, como una epifanía, en un paseo por Londres con (de nuevo) El Meister. Mientras escribo esto, en clase de Geografía, el profesor pregunta a quién está detrás de mí que cual es su nombre. Brais, responde el alumno. Nunca lo había oído, dice el profesor. Es que es un nombre de mentira, bromea alguien. Risas. La clase termina.

Mañana, en el concierto de Arizona Baby, me encontraré con gente de nombre falso en la sala Mephisto. Quizá en la absoluta oscuridad de esa habitación olvide mi lengua y, como Peter Stillman, recuerde la de Dios. O simplemente, como Peter Stillman, me olvidaré de mí mismo.

commentaires:

Txavi tío, ¿toda esta mierda la hago yo o sólo me la encuentro a nada que esté un poco atento?