Zahara: “Creo que me estoy liberando, cada vez hay menos personaje y más yo”
Publiqué esta entrevista (gratis) en un medio digital, pero no acabé muy contento con el tratamiento que le dieron, así que, si ellos pueden publicarlo, ¿porqué yo no?
Han pasado cinco años desde que autoeditara Día 913. Desde entonces Zahara Gordillo
(Úbeda , 1983) ha crecido y se ha desarrollado como artista en un ambiente
profesional, el de la industria musical en España, especialmente duro en estos
tiempos. “He vivido situaciones económicas muy complicadas. Aunque parezca que
la promoción da dinero, no es así.
La promoción da promoción”. Fichar por una multinacional para editar La fabulosa historia de… (Universal,
2009) supuso importantes cambios. “Pasar de la autogestión absoluta a delegar
me ha costado mucho. He perdido el control de algunas cosas que luego me ha
costado recuperar. A veces se han tomado decisiones que no han beneficiado a mi
carrera y de las que yo no era partícipe, pero he dado la cara por ellas”.
El pop no es el único género musical en su vida. Ha cantado
versiones con un trío de jazz y también recuerda “el día de mi comunión a mi
abuela cantando ‘María de la O’ y mi madre detrás haciendo un teatrillo. La
copla tiene mucho que ver con el pop. Es algo que ha pasado por mi vida y ha
dejado un poso muy grande” aunque reconoce que le resulta difícil de
interpretar y que no se dedicaría
a ello. “Hace poco en un concierto canté `Con las ganas’, que es una canción
muy dramática, y salí tan emocionada del escenario que sólo me faltó la peineta
y la bata de cola. Es que soy una folclórica”.
Cree que el artista debe ser natural con el público, y eso
se refleja en su muy cercana relación con los fans a través las redes sociales
en internet que, sostiene, no le ha hecho perder intimidad. “Yo muestro mucho
de mí, pero ¿qué muestro? Tú puedes saber qué he desayunado pero ¿tiene eso
relevancia? Te abro una ventana, pero mi vida es mía. Además, mostrar cierta
cotidianeidad hace que la gente se relaje y tampoco te exija más”.
En el escenario sigue desplegando una puesta en escena con
globos y piruletas que tras las experiencias acumuladas se está abriendo
también al sarcasmo. “Pero esa es precisamente la gracia del personaje. Si yo
fuera solamente una gamberra o sólo naif, no tendría ningún sentido. Puedo ser
muy borde y muy directa, pero
también digo muchas tonterías y hablo del amor. Todo encaja, todo tiene su
lugar. Eso define mejor al ser humano que el típico macarra por que sí. Nadie
es todo pastel o todo mala hostia”.
Dice seguir siendo una chica dulce pero “hay una evolución.
Llevo un año sin parar, sin dormir… Eso genera mucha mala leche, aunque no
pierdo ese punto de cariño”. Es también
una mujer inteligente que a estas alturas se desenvuelve perfectamente sobre
el escenario. “Creo que me estoy liberando. Cada vez me siento más cómoda. Cada
vez hay menos personaje y más yo”. Un escenario que es su gran recompensa en este
año frenético de entrevistas, gira interminable e incontables horas de carretera,
acompañada de su banda Los Fabulosos, a la manera de una June Carter hispana. “Cuando
estás delante de tres, o treinta, o trescientas personas cantando tus canciones
y luego te dicen que es lo más emocionante que les ha pasado nunca dices: No.
Es lo más emocionante que me ha pasado a mí”.
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