30/11/07

Estamos en ESPAÑA

Madrugada del jueves al viernes. Aún falta más de una hora para que mi compañera y yo cerremos el bar, pero ya está casi vacío. Se acerca a la barra uno de los borrachos habituales, de unos cuarenta, que apenas se puede mantener en pie del pedo que lleva. Pide como puede una caña. Se la pongo. Al rato pide otra. La primera está por la mitad. Mi sentido común dispara la alarma moral de no contribución al deterioro físico de este personaje. -Pero hombre, si aún te queda de la que te acabo de poner- le digo. Y a pesar de su lamentable estado consigue reunir la lucidez y la arrogancia suficiente para balbucearme –Oye, si yo te pido una caña y te la pago me la tienes que poner. ¿Quién eres tú para...- No me quedo a escuchar como termina la frase. Ya estoy en el grifo tirando una caña con bien de espuma. –Uno cincuenta. – Lo paga, dejando un bote de treinta y tantos céntimos (-¡Seguro que es un bote récord! –me grita), que no le acepto.

Entran por la puerta los hobbits, una pareja de clientes habituales en torno a los cincuenta, bajitos y peludos con caras simpáticas. Se unen al borracho, que le pide a mi compañera otra caña. -¿Sabes que si estuviéramos en Francia la ley de prevención del alcoholismo nos obligaría a los camareros a negarle el servicio, dado su estado? –le comento a ella. Oyendo esto, la mujer hobbit, hecha un basilisco, grita -¡Sí, pero estamos en ESPAÑA!


En efecto, señora. Estamos en españa. En este país un zote que no puede ni articular su nombre puede decirle a otra persona lo que tiene que hacer sólo con que disponga de un euro y medio.

El ambiente se enrarece. Los hobbits hablan con la camarera, que alterna conversación con las tareas previas al cierre. En un momento dado el hobbit macho hace un gesto hacia la barra. Querrá pedir algo, me digo, y me acerco a ver que quiere. –No estoy hablando contigo, no seas impertinente. –me suelta, con un deje paposo alcohólico. A partir de ese momento y hasta que se fueron, me dedique a la calmante tarea de leer el periódico.

Hoy es mi último día como camarero en el Cafetín. Voy a echar de menos muchas cosas, como servir a Carmen de artículo20, el tonteo con las erasmus gabachas, que me vengan a buscar mis chicos de periodismo disfrazados, hacer caja a puerta cerrada con los compañeros mientras suenan Bebo Valdés y el Cigala, mi numerito jedi de activar la máquina de tabaco usando "la fuerza", que me reconozcan por la calle... Pero servir a esta panda de puretas alcohólicos no es una de ellas. Así revienten.

13 commentaires:

Y olé!

:O no jodas que has sido el camarero del cafetin := si pasado mogollon de ves por alli... :S

y donde vas a currar ahora??

Yo, a lo mejor, no le hubiese puesto la primera.
La ley francesa me parece cojonuda. Se iban a enterar.

Hay gente que si no sabe 'mear' no se para que bebe.
Yo no le hubiera puesto la segunda... Existe un derecho de admisión. Creo que tiene que servir para estos casos.
¿uno cincuenta? Que barato... Cobrarle 2 cincuenta. Que cambie de bares que sean iguales que su talante.
Saludos.

pandillas de vinagrosos puretas.. kaskazo joer!!!

Siendo su último día, podría haber simulado un "accidente" y ponerle la caña por sombrero.

¿Tiene otro trabajo? Cuéntenos que va a hacer ahora.

Saludos a todos y gracias por las muestras de apoyo, en especial al señor Terreiro (no sabía como iba a tomarse una entrada nada positiva sobre la clientela del cafetín).
Respondiendo a la pregunta sobre mi futuro inmediato, ahora soy uno de los Zagales de la Abadía, conocido restaurante sito junto a La Mejillonera. De momento de extra, en Enero ya veremos. A todo esto tengo que sacar tiempo para la asociación que acabamos de fundar (estad atentos, se avecina un nuevo blog!) y mañana me meteré en la cocina de la revista Artículo20. Deseadme suerte!

Ya se sabe, de una se pasa a dos y de dos a cuatro y se acaba sin medir...

Beaucoup de merde!!!

Mierda! Y nos dices que la cerveza estaba S�LO a uno cincuenta justamente ahora que te vas?

En algunos lugares de esa Espa�a de la que habla esa hobbit tambi�n tienes que dejar de beber porque tu bolsillo no da m�s.

jajaja

Que buena, y tranquilo que ya iremos al otro sitio donde vayas a trabajar disfrazados

Pues creo que le ha faltado el CoÑo a la señora.

Sin duda tus anécdotas gastro-esotéricas son de lo mejorcito del blog.

Entre este sindios cervecero y el númerito del crío pisoteado he echado buenas risotadas.

Salud compadre

Yo, antes, era jipi. Tras varios años de barra, ahora casi soy nazi, facha, racista y hasta católica. Y los problemas de última hora (pertenezco al denostado género femenino...oh señor qué cruz), los resolvía a base de golpe de tubería (cortesía del fontanero). O eso, o los clones del petardo ese me apretaban una teta. Por un euro y medio...puta, puede ser, ¡pero barata, nunca!

Ahora sólo quiero vivir en un campito aislado con mis libros y animalitos, al menos, hasta que se me pase el trauma y el odio contenido (apenas).

Algún día, alguien recibirá ese euro y medio por el medio del culete, y yo diré: ¡Olé!