22/1/10

todo es mentira

Dos reportajes en el periódico, uno junto a otro. Primero, la detención de los aspirantes a bombero que provocaron el fatal incendio de Horta de San Joan sólo se produjo gracias a que uno de ellos, angustiado, confesó por teléfono (pinchado por orden judicial). Segundo, una docena de jueces y fiscales de la Audiencia Nacional ejercen ahora la abogacía defendiendo a los acusados de la Operación Malaya, a El Pocero o al jefe mafioso ruso Kalashov.

A la Niña Fatal le han cortado la ayuda al alquiler a partir de un escrito de renuncia que ella nunca redactó, mucho menos firmó y que nadie sabe dónde está. No es que a la Junta de Castilla y León se le haya perdido un papel (cosa que ya ocurrió, dejándola sin varias mensualidades), sino que ha aparecido uno de la nada que exonera a la administración de pagar sus deudas.

Hay un mail circulando por ahí contando que la pena por agresión es menor que por bajarte música de internet, y que el delito de repartir copias de discos gratis es más grave que el de repartir porno casero a la puerta de un colegio de primaria.

Ser moroso sale rentable. No importa la cantidad, una vez que tienes una deuda, cuanta más acumules mejor. Puedes comprar un bien a plazos, y si te mantienes en tus trece de no pagar las cuotas, al cabo de un número suficiente de meses la financiera te ofrecerá que pagues la mitad del importe sin intereses y sin contrapartidas legales, eliminándote de los listados de morosidad. Para casos más flagrantes sobre lo que ocurre cuando traicionas la confianza en el sistema económico, consultad a Enric Durá.

Un conocido me explicó hace años lo barato (judicialmente) que es matar en este país. Una vez que empieces da igual que asesines a uno que a seis. Los siguientes cadáveres solo son agravantes. Y si lo haces en coche, atropellando, sólo es una infracción de tráfico, aunque sea intencionadamente.

Que esta farsa que es la vida tal y como la conocemos se mantenga depende de un pacto social basado en la confianza hacia el Estado, las instituciones y los factores económicos, un pacto que hace tiempo que dejó de ser universal. Si el aspirante a bombero que confesó por teléfono hubiera mantenido silencio como su compañero (según el reportaje "más bregado en estos bretes" al acumular otras dos condenas) jamás les hubieran pillado. Su gobierno ya había encubierto su responsabilidad. Lo que les ha llevado a la cárcel es el peso de su conciencia. La educación. La confianza en su certeza del sistema. Un sistema que, por otro lado, falsifica documentos, pone al servicio de los criminales a sus mejores efectivos y precisa de los remordimientos de los culpables para administrar justicia.

Ya está naciendo la generación que no se ha creído esta mentira, que no le tiene respeto a la autoridad ni miedo a la justicia del Estado (¿acaso debería?). Una generación que no tiene ningún lastre educacional ni moral, que sabe que, si se empeñan en negar su crimen, su deuda o sus actos, saldrán indemnes y fortalecidos. Una generación Nieztcheana de superhombres que lo mandará todo a tomar por culo. Y me alegro de que así sea, porque nos lo hemos ganado a pulso.

En serio, ¿de verdad no os entran ganas de haceros terroristas a vosotros también?

4 commentaires:

Por supuesto, si me preguntáis negaré haber escrito esto.

hablando de periódicos: el otro día Vicente Verdú dijo en el sacrosanto El País: "al final el Estado es sólo un invento para que los pobres no maten a los ricos".

No sé si estoy de acuerdo, pero: plas, plas, plas!!!

Mañana le toca el FBI a su puerta

De hecho ya ha ocurrido. Pero no era para nosotros, sino para llevarle una citación del juzgado de menores a un/una/unos inquilinos anteriores.