15/3/08

el trabajo os hará libres

Esto no es una queja, porque no me puedo quejar. Pedí intensidad y la estoy teniendo. De alguna manera asumí (no sin cierto temor) que, teniendo todo una cara y una cruz, la intensidad se manifestaría de diversas (y no siempre divertidas) formas. En estos momentos en los que mi recién estrenada promiscuidad sexual me empieza a pasar factura emocional, además empiezo a trabajar en La Cárcava, bar de tapas al estilo madrileño de la zona centro de Valladolid.

El dicho sostiene que si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada. Éste es un bar pureta (o picoto) normal, sin nada reseñable, al contrario que en el caso del Cafetín o la Pizzería. Salvo su brutal ritmo de actividad. Trabajando aquí he entendido cómo el trabajo es capaz de someter a la persona, de doblegar a hombres hechos y derechos hasta la sumisión de la servidumbre, así que, perteneciendo yo a una generación de nenazas, acabo exhausto. Y os lo dice un tío que ha trabajado tan a gusto en la construcción o en las orquestas. Cuando por fin salgo de la barra para cenar (es la mejor parte: unas tostadas excepcionales con unos vinos de lujo) en ocasiones me siento como un niño pequeño, derrotado e indefenso. Y sin embargo aún saco energía para escribir una entrada en casa de Rubenchi, a las tres de la mañana y escuchando a Johnny Cash.



Señor, dame fuerzas para afrontar esta cruzada.

6 commentaires:

Champi roque y cruceta!!!

Una vez hice de camarera en un restaurante con pretensiones. Había sido azafata de la tele, ayudante de producción de Gabilondo a partir de las cuatro de la madrugada y, por las noches, canguro ocasional.

Hoy es mi primer día de vacaciones desde que ayer se cumplieran 26 de trabajo sin descanso. Y ni siquiera ahora estoy tan cansada como en ese retaurante donde tenía servir copas de vino antes de que se agotaran. Aguanté una semana.

En otra palabra: ánimos.

Evidentemente usted se ha enrollado mucho con el tono quejumbroso de ¡huy, cuanto trabajo! (creo que ya le advertí)Pero para la mayoría, como sguro que comprenderá, lo que nos interesa es lo de su promiscidad sexual que deja caer como de pasada. Como si la cosa no tuviera importancia y entrará dentro de la normalidad. Debe tener usted en cuenta que para determinadas generaciones lo de la promiscuidad sexual es un mito, lamentablemente, inalcanzable.

Siga promiscuo y escuchando a Jonnhy Cash. Es mi consejo sabio.

Fuerza...
Claudia

No puedo estar más de acuerdo con Terreiro.

Si quieres aumentar el numero de visitas, ¡historias de tetas!

Ya veo por dónde van los tiros para hacer lectores... No me convencerán. Y menos si mi abogado no está presente.

Gracias por los ánimos y los consejos. Nos leemos!