Me paro a sacar pasta en el cajero. Debería haber aprendido la lección pero, qué cojones, estamos en el centro a plena luz del día.
-Oye colega, perdona…
Mierda. ¿De dónde ha salido este puto yonki? Ni lo he visto venir. El cabrón se ha vuelto invisible hasta que me ha visto meter la tarjeta, y luego al ataque. Su puta madre.
-Oye, ¿podías dejarme un euro que me falta para…
-Espérate, que creo que el cajero se me ha comido la tarjeta.
Aprovecho el clásico momento empatía falsa de dar el palo (¡vaya putada colega! A ver si te la devuelve) para evaluar los riesgos, con la alerta disparada, eso sí. El fulano apenas levanta metro y medio del suelo. Le tengo a mi lado, no a la espalda, así que a través de las gafas de sol puedo controlar dónde pone las manos mientras recupero la tarjeta y el billete. Mantengo las distancias.
-Tranqui tío, no te emparanoyes, no soy ningún quinqui que venga a darte el palo, sólo soy un gitanico que vengo del cementerio, ya sabes, por lo del día del padre y tal -que fue hace una semana hijoputa, pienso yo- y luego el autobús… Vamos, que es que he quedado ahí al lado y es para tomarme una caña.
¡Con dos cojones! En cualquier caso necesito más testigos potenciales alrededor. Pero ya.
-Vale, ya está. Vamos ahí al kiosco que tengo que cargar el bonobús y te doy el euro.
Me acompaña caminando a mi lado, mientras yo ya doy por perdido el billete. Pero no, llegamos al kiosco sin más incidentes. Mientras le doy la tarjeta monedero y el billete a la dependienta, el yonki aprovecha para sacar diez céntimos del bolsillo y comprar dos chicles. Con un par.
-Toma colega, ¿quieres uno?
-No, no me gustan los chicles -Y es verdad, no me gustan.
-Ya, seguro que tu prefieres un FLAX!
-Toma el euro. ¿Tendrás suficiente?
-Sí, sí, de sobra. Gracias tío. ¡Venga, nos vemos!
Y sale corriendo como si me acabase de atracar. ¡Y no lo ha hecho, el hijo de puta! Ha sido perfectamente educado, me ha pedido un euro amable y honestamente sin intimidarme ni amenazarme, sin subterfugios sobre en qué se lo iba a gastar (aunque tampoco tenía por qué darme explicaciones) yo se lo he dado voluntariamente, no me ha arrebatado por la fuerza más dinero del que me ha pedido, me ha dado las gracias y se ha pirado sin más. Lo único que esta situación ha tenido de atraco han sido su protagonista: un jincho que ya tiene tan interiorizado este protocolo que no le hace falta atracar para atracar. Tan consciente de lo repulsiva que es su presencia que la utiliza para que le des dinero a cambio de librarte de él. Qué puto genio. Qué dominio de la psicología. Si no se le cayeran los dientes yo le contrataría como alto directivo para cerrar tratos multimillonarios. Vale tío, quédate con Endesa y Goldman&Sachs, pero lárgate de aquí, pordios.
Sinceramente, le di el euro porque, entre otras cosas, se lo había ganado.
25/3/10
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dialéctica del asco |
18/3/10
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el principio de todo |
Le ponemos banda sonora a Lucifer Rising, de Kenneth Anger, satanista que le encarga la banda sonora original a Bobby Beausoleil, de la familia Manson. No tengo muy claro que la cinta vaya sobre el apocalipsis, pero así se anuncia en el programa de la actividad. El Meister, que a estas cosas le suele buscar la faceta subcultural, en esta ocasión me pregunta ¿esto no dará mal fario? No creo, le respondo, lo peor que puede pasar es el apocalipsis. Y como nos dice Alan Moore a través de Promethea, eso es algo bueno. Anger es seguidor de Crowley, como Moore. Semanas después releo el cómic (a cuyo final nunca he llegado), en el que Crowley es un personaje recurrente. Cuando llego a la parte del fin del mundo, en el autobús, de vuelta del trabajo, tengo la vívida impresión de que en algún lugar (¿de mi cabeza?) ha ocurrido algo trascendente. Días antes Portrait publicaba esto, y ese domingo yo había tocado esto otro en el Open Mic.
Lo siguiente que leo es la adaptación a tebeo de Ciudad de cristal, de Auster, en la que aparte de decenas de referencias comunes con Moore (El Jardín y la Torre, convertirte en tus personajes...) el tema principal también es el lenguaje y la relación significantes/significados (la magia, en palabra de mago. El arte, en palabra de artista), con escarceos respecto al juego especular de los nombres ficticios de los autores. Soy vaderetrocordero. Ese no es mi verdadero nombre. Debería dejar de leer esta mierda o acabaré como Don Quijote, del que el propio Auster dentro del libro, como un personaje más, dice que sólo se finge loco para mostrarnos lo crédulos que somos y cuántas mentiras estamos dispuestos a creernos por divertirnos. En este relato Daniel Quinn sigue a Peter Stillman y dibuja el recorrido de sus paseos sobre el mapa de Nueva York, igual que en esta exposición que tuvo lugar durante nuestra apocalíptica actuación. Moore hace lo mismo con los recorridos de Sir William Withey Gull en From Hell, trazando un pentáculo, a modo de rito pagano, que culmina en Whitechapel. Recuerdo la revelación que supuso encontrármela de pronto, como una epifanía, en un paseo por Londres con (de nuevo) El Meister. Mientras escribo esto, en clase de Geografía, el profesor pregunta a quién está detrás de mí que cual es su nombre. Brais, responde el alumno. Nunca lo había oído, dice el profesor. Es que es un nombre de mentira, bromea alguien. Risas. La clase termina.
Mañana, en el concierto de Arizona Baby, me encontraré con gente de nombre falso en la sala Mephisto. Quizá en la absoluta oscuridad de esa habitación olvide mi lengua y, como Peter Stillman, recuerde la de Dios. O simplemente, como Peter Stillman, me olvidaré de mí mismo.
12/3/10
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buen viaje, don Miguel |
Se ha ido el hombre, el periodista, el cazador que escribía. El escritor ya había desaparecido en 1998, según él mismo llegó a decir. Llegan ahora la historia, el epígrafe en los manuales de literatura española, el reconocimiento universal (del que no era muy amigo, dada su austeridad). Seguramente tampoco habría aprobado el tratamiento de "don", pero no puedo evitarlo. A riesgo de caer en el romanticismo, creo que hoy los castellanos hemos perdido una parte importante de nuestra identidad. También a nuestro cronista más auténtico. Al hombre que mejor supo describir esa extraña mezcla de integridad y miseria que supone ser de Castilla. Pero él se ha librado por fin de la enfermedad que le tenía encerrado y le impidió escribir una línea o cazar una perdiz en diez años.
Buen viaje, don Miguel. Y muchas gracias.
5/3/10
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estoesmejordejarquesepudra |
Así de primeras el afán de que se lo cuentes a todo el mundo para que consulte la página en nombre de la buena fe me suena a aprovechamiento de la coyuntura actual como oportunidad para hacer negocio, como promulgan esa pléyade de iluminados del reciclaje profesional y el coaching que inundan ahora los medios de comunicación y que se ganan la vida diciéndole a la gente que se pueden ganar la vida diciéndole a la gente que se pueden ganar la vida diciéndole a la gente… Un momento ¡Son ellos! ¿Es que no habéis aprendido nada de las hipotecas Subprime? Y en segundo lugar: Hay que DESCONFIAR de cualquier mensaje cuyo emisor no se identifica. Ocultar tu identidad es la primera norma del libro de texto para dar el palo en cualquiera de sus formas. Que no te digan claramente que este tinglado está a cargo del Consejo Superior de Cámaras de Comercio y financiado por Telefónica y El Corte Inglés (entre otros) huele a chusco, lo que demuestra la poca CONFIANZA que en realidad tiene el organismo en sí mismo y en sus posibilidades de conectar con el público sin este subterfugio de marketing perroflauta (sobre todo cuando no existe la opción de comentar los contenidos). Y además, citando a Aznar, ¿quién te ha dicho a tí que yo quiero arreglar esto? A lo mejor lo que quiero es terminar de mandarlo todo a tomar por culo, salir a la calle con horcas y antorchas a quemar sucursales de banco y coches de lujo. ¿Arreglarlo? Muy al contrario, me alegro de que se esté jodiendo por momentos. La crisis es una situación natural y necesaria para volver a poner las cosas en su sitio, la gran oportunidad que estábamos esperando. Este empeño en arreglarlo todo es insano. Quizá deberíamos empezar a pensar en arrasarlo de una puta vez, amputar por el trozo bueno, desenchufar a este viejo moribundo que es el capitalismo y dejar paso a otra cosa, que ya va siendo hora.
No son tontos. Saben que si desde el principio nos hubiesen vendido esta moto de “por favor, sigue comprando, por tu madre” desde tan popular organismo, lo mismo habrían encendido la chispa que hacía falta para que los inflamados ánimos del respetable hicieran volar por los aires este puto teatro. Porque no sé si os habéis dado cuenta, pero somos una cantidad de gente enorme. A las malas, a tortas, no hay quién nos lleve la contraria. Lo único que nos ha mantenido durante todos estos años con la cabeza metida en el retrete es, precisamente, esa sacrosanta CONFIANZA que ahora quieren recuperar a toda costa. Hemos dejado que nos mangonearan como han querido hasta el punto de que el único poder real que nos queda es dejar de confiar. Pero en realidad con eso basta.
No sólo hemos perdido la CONFIANZA en el sistema. Además estamos de muy mala hostia. Y lo saben. Por eso lanzan la piedra y esconden la mano de esta forma tan burda, lo que consigue que nos pongamos de mucha más mala hostia aún. No sé vosotros, pero yo no sólo no voy a arrimar el hombro para arreglar nada, sino que voy a hacer lo posible (y dentro de la ley, jugando con sus reglas, a mayor regodeo) para terminar de joderlo.